En nuestra visita a Alternovables, la 1ª Convención de Energías Renovables, Eficiencia Energética y Desarrollo Sostenible en Uruguay, tuvimos la oportunidad de asistir a una charla de Andrés Eliseo Cabrera titulada “Arquitectura bioclimática, una alternativa renovable“. La presentación discurrió en un tono ameno y familiar y consiguió captar la atención y el interés de los asistentes menos familiarizados con la arquitectura. Esta facilidad para comunicar un tema tan complejo le convirtió en la persona ideal para explicarnos cómo utilizar la arquitectura bioclimática para conseguir un hogar más sostenible.
Desde el principio defendió la arquitectura bioclimática como una herramienta sin la que no es posible la sostenibilidad, antes que cualquier otra alternativa renovable. Esto nos llamó poderosamente la atención cuando supimos que, en realidad, era el presidente de la Cámara Solar del Uruguay, una asociación que reúne a las principales empresas de energía solar del país.
En cuanto le hablamos de mimbrea se prestó sin dudarlo a mantener una entrevista con nosotros en la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT del Uruguay, donde además imparte sus cursos como docente en Energía Solar y Arquitectura Bioclimática. Conversamos durante casi dos horas sobre la importancia de la buena arquitectura para un diseño sostenible, las formas de concienciación social, los problemas derivados de la pobreza energética, el autoconsumo, el fomento de la energía solar en Uruguay, y su posicionamiento frente a otros países de Latinoamérica. En esta primera parte os mostraremos todo lo relacionado con la bioclimática y la concienciación ciudadana y, más adelante, hablaremos sobre la implantación de la energía solar en las viviendas del Uruguay. Os dejamos con todo un discurso educativo que sencillamente nos presenta las herramientas de que disponemos para que saquemos nuestras propias conclusiones.
1ª parte:
mimbrea: En tu charla nos pareció muy interesante que el presidente de la Cámara Solar defendiese la arquitectura bioclimática por encima de la energía solar propiamente dicha. ¿Qué opina el entorno de la Cámara al respecto?
AE: En realidad yo llego a presidente de la Cámara Solar porque, del grupo que se creó para formarla, era uno de los pocos que no se dedicaba a fabricar, distribuir o comercializar equipamiento solar. Fue en mi perfil teórico y académico, dedicado fundamentalmente a la consultoría, donde se vio una fortaleza para representar a los socios de la Cámara al margen de cualquier intencionalidad comercial. Eso, de alguna manera, deja más cristalina la figura de la presidencia en alguien más equilibrado en torno al conflicto de intereses que naturalmente se forma cuando hay una actividad gremial y empresarial.
mimbrea: ¿Y por qué esta preferencia? Como experto en ambas disciplinas ¿qué relación encuentras entre la arquitectura bioclimática y la energía solar?
AE: Es cierto que en primer lugar defiendo lo bioclimático y después lo solar aunque, paradójicamente, son cosas que se tocan mucho. Dentro de la arquitectura bioclimática, al menos en nuestra latitud, uno de los recursos que más se estudia o que más se debe controlar, favorecer o evitar, es justamente la radiación solar. Gran parte del diseño bioclimático viene primero a hacer un análisis del asoleamiento de un sitio específico para luego tomar partido en función de lo que va a ser el proyecto definitivo. Tiene mucha más incidencia un error en el asoleamiento que, por ejemplo, en la ventilación.
Académicamente manejamos 5 iconos que tienen que estar presentes en todo proyecto: la tierra, el agua, el aire y el fuego como elementos básicos, y la sensibilidad del diseño como el elemento más importante. La tierra tiene que ver con la inercia térmica de la envolvente, el agua con la incidencia del clima del lugar, el aire con la ventilación, y el fuego o el sol como elemento rey. De ahí viene el vínculo que yo encuentro entre arquitectura bioclimática y energía solar.
No todo lo bioclimático tiene porqué estar asociado a soluciones de energía solar activa, el propio diseño puede ser arquitectura solar pasiva. Hay un vínculo muy fuerte entre la energía solar y la arquitectura bioclimática, pero son cosas separadas que persiguen distintos objetivos. La que tiene que primar es la arquitectura bioclimática y se tiene que servir de otras disciplinas como la incorporación de energía solar, sistemas de reciclado de residuos, análisis de la producción de los elementos de la propia construcción,… que luego te van a llevar a un concepto mucho más amplio, abarcativo y difícil de definir que es la sostenibilidad. Para mí no se puede ser sostenible si primero no se es bioclimático.
mimbrea: Sin embargo, en Alternovables se hablaba más del ahorro a posteriori que de la reducción desde el origen que plantea la arquitectura bioclimática. ¿Crees que se están orientando los esfuerzos por el buen camino?
AE: Ningún camino que esté tomando la sociedad en su conjunto puede considerarse equivocado si hay una demanda y un interés por las soluciones en forma individual. Sí es cierto que no se está haciendo conciencia de que esto arranca desde el “vamos”. Pero es una cuestión de tiempo. La gente en general es muy inteligente y rápidamente va a asociar el diseño arquitectónico con el querer tener un molino eólico en su casa para ahorrar energía eléctrica.
Indudablemente sería mucho mejor que se hubiera puesto de moda primero el concepto de arquitectura bioclimática y luego las herramientas para lograr esta eficiencia energética, pero se está yendo por un camino más largo. Al final de la película estoy seguro de que se terminará trabajando desde una base bioclimática.
En realidad no deberíamos tener un término específico que acuñara la arquitectura como bioclimática. La arquitectura, para ser buena arquitectura, tiene que cumplir con un montón de parámetros, entre ellos, ser bioclimática. Tenemos infinidad de edificios que aun estando conectados a energías renovables hacen un malgasto bestial de esa energía. No creo que haya un camino equivocado en tener las cosas parcializadas. Está en el trabajo de las revistas, los docentes y los arquitectos educar en el sentido de “estas son las herramientas, saca tus propias conclusiones”. Como decía Arnold Glasow:
“Uno de los principales objetivos de la educación debe ser ampliar las ventanas por las cuales vemos al mundo, y el problema con el futuro es que normalmente llega antes de que estemos preparados”.
mimbrea: Estamos hablando de educar a los usuarios pero, en la revista Edificar donde colaboras, también se está trabajando por difundir estos principios entre los profesionales de la construcción… ¿Estamos los arquitectos preparados? ¿Asumimos que la bioclimática debería incorporarse en la buena arquitectura?
AE: En el gen de ser arquitecto seguramente ya está el concepto de arquitectura respetuosa con el entorno desde el punto de vista de la energía, por no usar la palabra “bioclimática”. Como etiqueta tiene cosas muy buenas porque permite reconocer un tipo de arquitectura específica. Pero ofrece también la posibilidad de distinguir aquellos que son “no bioclimáticos”. Quizá es muy pretencioso por mi parte decir que la buena arquitectura tiene que tener una componente bioclimática, pero estoy convencido. Capaz que no tiene que tener domótica ni sistemas móviles, pero un proyecto que tenga en Uruguay un ventanal enorme orientado al Oeste sin ninguna protección solar, para mí definitivamente no es buena arquitectura. Podrá ser súper bello y haber logrado una obra de arte desde el punto de vista escultural, pero no es buena arquitectura.
De todas formas, en un proyecto no solamente debe primar el concepto de orientación. ¡Si no tendríamos toda la ciudad construida en base a líneas chanfleadas! También es importante implantarse en el terreno generando espacios habitables. Algo exclusivamente bioclimático tampoco sería buena arquitectura porque podría tener problemas estructurales, funcionales o formales. Lo que hay que hacer es buena arquitectura donde uno de los componentes de ese crisol sea necesariamente la sensibilidad, la inteligencia y el proyecto bioclimático.
La arquitectura bioclimática, cuando yo estudié en la facultad hace muchos años, se llamaba “acondicionamiento físico natural”. En definitiva, el término “bioclimática” tiene un cierto marketing en sí mismo para estimular a quien la estudia, pero quiere decir lo mismo. Habla del acondicionamiento desde el punto de vista de la física de las envolventes arquitectónicas frente a los recursos naturales.
mimbrea: En nuestro reportaje sobre Uruguay comprobamos que aquí hay muchas iniciativas tanto gubernamentales como empresariales en materia de renovables, sostenibilidad, eficiencia energética y ecoconstrucción ¿Qué opinas de todo este esfuerzo? ¿Se está valorando por parte de los usuarios?
AE: Se está valorando más el que las casas incorporen tecnologías para el ahorro de la energía, pero no se está incorporando el concepto de bioclimática. Dos apartamentos idénticos, de igual área, con distinto consumo energético, se venden a la misma plata. No estamos todavía avanzados en eso. Nos falta todavía el camino del etiquetado energético en las edificaciones donde el impacto del diseño bioclimático se va a ver en la etiqueta de eficiencia energética. Yo pienso en la bioclimática como el uso inteligente de los recursos que ayudan a una construcción de mínimo consumo energético. Una vivienda mal planteada desde el punto de vista bioclimático puede generar una penalización en el consumo de energía mucho más importante que no poner una iluminación eficiente.
mimbrea: Y esto la gente no lo sabe porque no tienen un referente con el que comparar…
AE: No lo van a poder asumir. Por eso yo miro mucho los ejemplos españoles. En mi charla de arquitectura bioclimática para la eficiencia energética muestro el vídeo de un informativo en el ITER de Tenerife donde presentan unas viviendas bioclimáticas que la gente puede alquilar para vivirlas durante un fin de semana. Me pareció algo sumamente interesante.
mimbrea: Esto es similar a lo que ocurre en las exposiciones de prototipos de vivienda en Solar Decathlon. Tú estuviste presentando la Casa Alemana aquí en Uruguay. ¿Crees que estas exhibiciones son efectivas para crear conciencia? ¿Veías que los ciudadanos acudían y se interesaban por el tema?
AE: ¡Lleno de gente! La gente acudía y le interesaba. Miraba con mucha atención. Pero miraba la solución técnica, y está bien que así sea. Miraba lo fabuloso de tener un panel solar en el techo o tener una ventana triple. Pero enseguida aparece la calculadora, el bolsillo y la billetera. Y la instrumentación de este tipo de cosas no debe pasar únicamente por la billetera, debe pasar por un tema de conciencia. Cuando alguien se tenga que construir una casa y le digas que una ventana con vidrio simple cuesta 5.000 y una con vidrio doble cuesta 18.000 te dirá: “no, mirá, está todo bien con lo que vos me decís del ahorro pero yo con la diferencia de plata compro 4 ventanas más, termino la casa y me pongo a vivir, y después pago la cuenta”.
¿Cómo hacemos? Realmente una casa con medidas de este tipo cuesta más y el que diga que no está mintiendo. Ahora, el porcentaje de ese sobrecosto por tener medidas de eficiencia energética, al lado de no tenerlas, te puede dar resultados asombrosos. En la Revista Edificar publiqué un estudio comparativo entre una vivienda estándar de 100 m² y una vivienda aislada adecuadamente y en 15 años, con una estufa tradicional, gastabas $75.000 más de energía eléctrica en la vivienda estándar que en la aislada.
¿Cuál es el precio de eso? La gente que vive en una casa con esas características no la calefacciona porque no tiene el dinero para hacerlo. Por lo tanto viven en condiciones de salud anormales. Si una casa no está adecuada al medio, generará desconfort y enfermedades, y muchas de las viviendas construidas en Uruguay tienen ese problema.
¿La arquitectura bioclimática puede resolver este tipo de cosas? Sí, pues claro que puede. Estudiando la envolvente para que sea capaz de, con un aporte de energía razonable, mantener condiciones de confort.
mimbrea: ¿Y todas esas viviendas que ya están construidas donde la gente no tiene recursos para hacerse una reforma? ¿Cómo se puede mejorar su eficiencia?
AE: Bueno, en general, las viviendas construidas por lo que antes era el Banco Hipotecario del Uruguay, desde los años 60, tienen valores mínimos de transmitancia que deben cumplir. Esto no es de ahora. El concepto de eficiencia energética es algo que los técnicos controlan desde hace muchos años. Lo que pasa es que ahora es interesante publicar un artículo, hablar o concientizar a la gente de este tema. La sociedad, de alguna manera, le está prestando atención a estas cosas.
Ahora viene la domótica al alcance de la mano. Hoy, hacer un sistema de encendido y apagado de luces con interruptores crepusculares que reduzcan automáticamente el consumo cuando haya iluminación natural, ya se puede hacer a un costo relativamente razonable. Hace 30 años también se podía hacer pero costaba una fortuna. Hoy, con la tecnología que hay (LEDs, sensores, computadores, celulares,…) puedes hacer funcionar una casa con domótica. Hoy se está hablando de fachadas homeostáticas que, por diseño de materiales y con un pequeño consumo de energía, se abren y se cierran al control de radiación solar. Nanotecnología aplicada a materiales que, molecularmente, filtran la radiación solar o la ventilación como si fueran verdaderas pieles. ¿Cuándo vamos a usar esas cosas? Seguramente dentro de otros 20 años.
Continuará…
Imágenes:
Mimbrea
Mataparda
Universidad ORT
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