Muchas veces las reformas más sencillas pueden ayudarnos a ahorrar bastante en el recibo de la luz. Vamos a comprobarlo con el caso real de la rehabilitación de una vivienda unifamiliar que estamos desarrollando en Sant Joan d’Alacant. Puede que por el camino desmitifiquemos alguna de las medidas de mejora más populares.
El proyecto consiste en la reforma de un chalet aislado de 130 m² distribuidos en dos plantas. La reforma se está ejecutando en dos fases:
- Sustitución de carpinterías e instalaciones térmicas
- Ampliación de la vivienda y aislamiento térmico de la envolvente
En este artículo nos centraremos en la primera etapa, completada hace unos meses.
La casa contaba originalmente con ventanas correderas de aluminio lacadas en blanco compuestas por vidrios monolíticos de 4 mm y cajas de persiana sin ningún tipo de aislamiento térmico. Las fachadas se componen de muros de doble hoja con cámara de aire unos 6 cm de media. El suelo está directamente en contacto con el terreno (solera) y todas las cubiertas son abuhardilladas, dejando un espacio no habitable entre el forjado de la planta superior y la cubierta inclinada.
La únicas instalaciones térmicas existentes eran un termo eléctrico para la producción de Agua Caliente Sanitaria (ACS) con más de 10 años de antigüedad y una serie de radiadores eléctricos móviles distribuidos por la casa que apenas cubrían la demanda de calefacción.
La vivienda salió bastante mal parada en el estudio energético del estado original, obteniéndose una G tanto en consumo de energía primaria como en emisiones de CO2. El termo eléctrico penalizaba en exceso el consumo de energía, la falta de aislamiento conllevaba una altísima demanda de calefacción y, aunque el bajo porcentaje de huecos reducía la demanda de refrigeración en verano, ésta seguía siendo demasiado alta.
El proceso de diseño con el propietario llevó a plantear la sustitución de todas las carpinterías por ventanas y balconeras abatibles de aluminio lacado negro con rotura de puente térmico, compacto de PVC (caja de persiana integrada) con aislamiento y vidrios dobles con cámara de aire 4/20/4.
Aunque existen instalaciones mucho más eficientes, a corto plazo la forma más económica e inmediata para el propietario de satisfacer al 100% las necesidades de calefacción, refrigeración y ACS fue la combinación de estas dos medidas:
- Sustitución el termo eléctrico por otro nuevo y con mejores prestaciones en cuanto a capacidad y aislamiento térmico del depósito.
- Instalación de aire acondicionado por bomba de calor inverter con rendimientos superiores al 300% distribuida por conductos a todas las estancias de la casa.
Estas son las mejoras energéticas que han aportado cada una de las medidas:
- La sustitución de ventanas por sí sola supone una mejora del 18% en la demanda de calefacción, pero a su vez aumenta la de refrigeración al evitarse la salida de calor en verano haciendo que la calificación apenas suba de la G a la F.
- La sustitución del termo eléctrico reduce el consumo de energía en ACS en un 27%, pero en el cómputo global tampoco sirve para mejorar la calificación más de una letra.
- La incorporación del equipo de aire acondicionado reduce el gasto de calefacción en un 24% y apenas ahorra un 3% en refrigeración. Individualmente tampoco mejoraba la calificación más de una letra.
- La combinación de las tres medidas ha supuesto una mejora del 38% en el consumo de calefacción, un empeoramiento del 18% en refrigeración y una mejora del 27% en ACS. De esta forma se llega a una calificación final E, dos letras por encima del estado original.
Debemos tener en cuenta que el objetivo principal de esta reforma no era alcanzar la máxima calificación energética. Esto habría supuesto un mayor desembolso inicial aunque la amortización podría haber sido notable. En cualquier caso, es interesante comprobar que no es difícil mejorar la eficiencia energética con sistemas relativamente sencillos cuando nos encontramos en los estadios de calificación más bajos y que un exceso de “mejora” (como la sustitución de carpinterías en este caso) puede llegar a resultar contraproducente por sí solo si no lo combinamos con otras estrategias (aislamiento de muros, protecciones solares,…)
En la segunda parte de este artículo veremos qué ocurre con la segunda fase de la reforma y entenderemos por qué un buen aislamiento de la envolvente es esencial para conseguir una vivienda realmente eficiente.
Imágenes:
Cor & Asociados
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