Cubiertas vegetales, ciudades más verdes

Cuando hablamos de cubiertas vegetales en el ámbito de la construcción nos referimos a la cubrición parcial o completa con tierra y vegetación. El manto vegetal puede cubrir tanto los techos como las fachadas que actúan como una piel de protección aislante para las construcciones. Podemos ver este tipo de construcción tanto en cubiertas planas como inclinadas, en viviendas unifamiliares o edificios de empresa e independientemente de si el clima es frío o cálido.

La historia de los techos verdes

Puede parecer que el techo verde es un concepto nuevo dentro de la arquitectura moderna, como respuesta a los nuevos retos para construcciones más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Y aunque es cierto que responde a estos retos, esta técnica de construcción se ha empleado desde hace siglos en los países nórdicos. También en países cálidos como Tanzania, ya que estas verdes mantas funciona tanto para frío como para calor, refrescando el interior de la vivienda bajo el sol.

A principios del siglo XX algunos arquitectos empezaron a interesarse en integrar esta técnica antigua en sus proyectos. Pero fue a partir de 1960, cuando el fenómeno cobró impulso en Alemania, donde comenzó a emplearse de forma generalizada en todo tipo de construcciones teniendo a día de hoy el 10% de los edificios con cubiertas vegetales. Otros países que han ido implantando esta técnica son los Estados Unidos, Inglaterra, Países Bajos, Suiza, Austria, Japón, … habiendo incluso regulaciones gubernamentales o ayudas económicas para favorecer el desarrollo en alguno de ellos.

Grandes empresas y entidades integran esta tendencia verde, algunas para mejorar su aislamiento, otras con carácter investigador y por qué no, otras también con fines estéticos. Hay ejemplos ya por todo el mundo, la planta River Rouge que Ford tiene en Michigan (EE.UU.), el edificio del Ayuntamiento de Chicago (EE.UU.), la Universidad de Nottingham (Inglaterra), el Banco de Santander en Madrid (España) que podéis ver en la foto anterior, el edificio del HSBC en México DF, el edificio ACROS en Fukuoka (Japón), entre muchos otros.

¿Qué nos aportan las cubiertas vegetales?

Como ya comentábamos funcionan tanto como protección contra el frío como contra el calor. En zonas de climas fríos, “calientan”, puesto que almacenan el calor de los ambientes interiores y en climas cálidos “enfrían”, ya que mantienen aislados los espacios interiores de las altas temperaturas del exterior. En estas cubiertas, la vegetación junto con la tierra moderan extraordinariamente las variaciones de temperatura en los ambientes de la vivienda. De un modo natural el calor acumulado no sólo se almacena sino que también se absorbe.

La concentración de edificios, el tránsito vehicular, las superficies de hormigón y asfalto llevan a un sobrecalentamiento de la atmósfera de las zonas urbanas. Alcanzando en las noches de verano, en el centro de una gran ciudad, temperaturas del aire de entre 4 y 11 °C más altas que en los suburbios (Lótsch 1981). Mediante jardines, patios, techos y fachadas ajardinadas, se podría mejorar el clima actual de las ciudades. Aproximadamente sería suficiente con ajardinar entre un 10 y un 20% de todas las superficies techadas de la ciudad, según Gernot Minke. La superficie de hojas en esa ciudad se duplicaría, generando grandes beneficios ambientales.

Ventajas e inconvenientes de las cubiertas vegetales
Las cubiertas verdes generan grandes beneficios hacia los edificios, las ciudades y sus habitantes, 10 de sus ventajas más destacadas nos dan una clara idea de ello.

  1. Devuelven a la Naturaleza una parte del espacio, dotando a las ciudades de nuevos espacios verdes.
  2. Proveen de oxígeno y disminuyen CO2 consumiéndolo y favorecen el filtrado de contaminantes y de polvo.
  3. Ayudan a disminuir el efecto de isla térmica en las ciudades dando frescura allí donde los materiales habituales como el hormigón y el asfalto provocan un aumento de las temperaturas medias.
  4. Reducen las variaciones de temperatura del ciclo día noche.
  5. Favorecen la aparición de fauna asociada creando hábitats donde se pueden desarrollar pájaros o insectos beneficiosos, aumentando la biodiversidad en el interior de las ciudades.
  6. Ayudan a disminuir los desastres producidos por las fuertes precipitaciones ya que las plantas y el sustrato sobre las que se asientan retienen y reducen la velocidad del agua minimizando los daños ocasionados. Y también reduciendo las dimensiones necesarias de alcantarillado de las ciudades.
  7. Aíslan acústicamente los edificios de los ruidos que vienen del exterior (hasta 40dB).
  8. Aumentan la inercia térmica del edificio evitando el impacto directo de las heladas y los rayos solares; ocasionando así un ahorro energético tanto en verano como en invierno.
  9. Si se instalan correctamente, disminuyen los gastos ocasionados por el mantenimiento del techo ya que protegen los elementos impermeabilizantes de la acción de los rayos ultravioletas, de las temperaturas extremas, vientos, gases contaminantes…
  10. Efectos psicológicos: un techo verde, al aportar elementos de la naturaleza (plantas, flores, aromas, insectos …) tiene un efecto positivo sobre el estado de ánimo humano. Crean un entorno agradable, relajante y próximo a la Naturaleza.

Pero no nos engañemos, no todos son ventajas. Los problemas de esta técnica tienen que ver con la inversión económica, debido a todos los elementos que componen las cubiertas vegetales, como la capa impermeabilizante, la barrera antiraíces o la capa drenante, el sustrato, la instalación de riego (si existe) o el mismo material vegetal. Además, a la hora de calcular la estructura portante, se debe tener en cuenta el peso extra que deberá soportar en comparación con una cubierta convencional que supondrá un encarecimiento de la obra.

Y si bien por un lado un techo verde disminuye a largo plazo los gastos de mantenimiento de la impermeabilización, no es menos cierto que se deberán tenerse en cuenta los gastos de mantenimiento del propio techo verde.

Formas de ajardinar una cubierta

Las cubiertas vegetales pueden adaptarse a casi cualquier cubierta existente, siempre teniendo en cuenta las cargas adicionales. El método de cultivo de la vegetación puede ser intensivo o extensivo. Ambos necesitan de un sustrato y capas adicionales de aislamiento, drenaje, barreras de raíces, con el fin de hacerla impermeable y durable en el tiempo. La vegetación intensiva funciona como una zona ajardinada y requieren de cuidados intensivos y costosos especiales. Son sólo aptos para cubiertas planas y requieren un sustrato de unos 30 cm.

Por otro lado la cubiertas de vegetación extensiva crecen naturalmente sin ser sembrada, y es suficiente con un espesor de sustrato desde 3 hasta 15 cm, en cubiertas planas o con pendiente. La vegetación empleada en esta tipología son musgos, suculentas, hierbas o pastos de diferente composición que puede sobrevivir sin cuidados y son resistentes a la sequía y a las heladas.

Las cubiertas vegetales, usadas durante siglos por sus ventajas en comparación con otras soluciones, vuelven a verse empleadas en todas las escalas. Nos aportan beneficios propios de la vida en el campo, haciendo las ciudades más saludables.

Fuentes
Gernot Minke
Cultura Agraria

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José Carlos Vilches Peña
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