Estrategias bioclimáticas y sostenibles en las viviendas colectivas

De nuevo os presentamos un artículo de la sección Colabora en mimbrea. En ella ayudamos a investigadores a “traducir” sus investigaciones sobre sostenibilidad y vivienda para los ecohabitantes. A diferencia de anteriores colaboraciones, en esta ocasión hemos trabajado codo a codo con Inmaculada Bote en este artículo sobre sostenibilidad en el ámbito de la vivienda colectiva. Ha sido una muy buena experiencia que animamos a probar a todos los investigadores. Esperamos que lo disfrutéis.

Inmaculada Bote Alonso
Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla
Especialista en Eficiencia Energética
Investigador becada en el Dpto. de Construcciones Arquitectónicas de la ETSA Sevilla

Ahora más que nunca, tras la aprobación de la Ley de Rehabilitación, Regeneración y Renovación Urbanas, muchos de nosotros nos preguntamos qué podemos cambiar en nuestra ciudad, o más cerca aún, en nuestro barrio o nuestra propia vivienda para conseguir tener una mejor calidad de vida y un mayor confort contribuyendo al mismo tiempo a la sostenibilidad de las ciudades. Una cuestión un tanto comprometida que a veces no parece posible porque no estamos acostumbrados a ello, ¿verdad?

Vamos a suponer que vivimos en un piso dentro de un edificio plurifamiliar, que podría formar parte de cualquier barrio de la mayoría de las poblaciones españolas y latinoamericanas, normalmente colmatado de edificios plurifamiliares y con pocos lugares públicos. A raíz de esto analizaremos una serie de estrategias bioclimáticas y sostenibles para conseguir nuestro objetivo y os mostraremos ejemplos y medidas que ya se están llevando a cabo para inspiraros posibles soluciones. Los aspectos que trataremos en este reportaje son:

  • Gestión de agua
  • Gestión de materiales y residuos
  • Gestión del verde urbano
  • Accesibilidad y adecuación funcional

Gestión del agua

La medida más eficaz a tomar sería un sistema separativo de aguas en el que se diferencian las aguas residuales de las de lluvia para poder reutilizarlas, almacenarlas, darles un uso diferente, etc. El agua de lluvia se recoge en las zonas impermeabilizadas tan rápido como sea posible para evitar que arrastre sustancias nocivas. Finalmente, pueden pasar a un sistema de riego de parques y jardines.

Un ejemplo de ello es la reutilización del agua en el Plan director de utilización de aguas externas a la red de distribución de agua potable de Sabadell, estas aguas externas se utilizan para determinados usos como limpieza de calles, riego de zonas verdes o incluso industrial. Pueden hacerlo porque tienen dos redes diferenciadas: una procedente del Río Ripoll y de la mina de Ribatallada y la otra EDAR (estación depuradora de aguas residuales) del Río Sec con tratamiento terciario para eliminación de nutrientes. Digamos que tienen una de apoyo a la red habitual con lo que reducen el consumo de agua potable para estos usos a la vez que valorizan recursos hídricos locales alternativos que habían quedado en segundo plano durante años.

Este sistema puede aplicarse también en barrios o edificios, aprovechando el agua recogida en las cubiertas. Pero también podemos llevar a cabo otras medidas más fáciles de aplicar y con un coste mucho menor, orientadas esta vez al consumo. Un ejemplo de buenas prácticas sería  la Ordenanza para el ahorro de agua de Sant Cugat del Vallès. Esta ordenanza va más allá de las competencias habituales de las administraciones locales: todo permiso de obras depende de la incorporación de elementos de ahorro de agua, incluso las obras menores y licencias de apertura. Con este pequeño esfuerzo administrativo, redujeron un 24% el consumo doméstico desde el año 2000. Quizá esta medida nos parezca un nuevo recargo al consumidor porque tiene que instalar equipo distinto del convencional, pero teniendo en cuenta que este equipo ya es bastante económico, la inversión revierte en un ahorro económico para el usuario durante la vida útil de la instalación.

Todos estaremos de acuerdo en que gestionar el agua de una manera eficaz es una tarea importante, ya que es un bien común, cada vez más degradado, y esencial para la vida. Sin embargo, también podemos centrar nuestros esfuerzos en gestionar otros recursos menos evidentes, pero igualmente importantes.

Gestión de materiales y residuos

Como hablamos de lugares ya construidos, como nuestra propia vivienda o el barrio donde vivimos, enfocamos la gestión de materiales y residuos de la construcción a las modificaciones o reformas que vayamos a realizar. Podemos tener en cuenta aspectos como la energía que se consume y los residuos que se generan según las materias primas que se utilizan, el montaje de la obra, el resultado de la misma…

Todos los puntos de vista, desde los factores climáticos hasta la teoría del análisis del ciclo de vida nos afecta tanto a nivel de vivienda como urbano, en el que desde una reforma hasta el cambio de mobiliario urbano podría seguir el mismo camino, utilizando por ejemplo mobiliario fabricado con productos reciclados o ecológicos, como los de nutcreatives o ikobay.

El reciclaje como método puede plasmarse incluso en la construcción de viviendas, como ya os contamos en la Casa Manifiesto, en la que se combina el uso de materiales reciclados con el diseño bioclimático. Otro ejemplo, con matices diferentes, es la Casa Santoño, ya que el bambú sobrante del proceso constructivo no se descarta ni se tira, sino que se utiliza para elaborar elementos de carpintería, como accesorios del baño y la cocina, muebles y lámparas.

Otro magnífico caso de ‘best practices‘, aunque esté en fase inicial de idea, es el de la cooperativa Mazetas, que ha elaborado una “Red de Relocalización de Recursos”, que es una red digital y social entorno a la bioconstrucción en la biorregión del Suroeste de España: el sur de Extremadura, la sierra de Huelva y en la que se incluye el Algarve portugués. Se trata de un apoyo a la realización de proyectos sostenibles, desde el punto de vista de elección de materiales de bajo impacto ambiental o ecológico y reciclados o recuperados.

Sumando a la anterior estrategia la de la gestión de los materiales y residuos, apostamos por la calidad y la sostenibilidad. Pero aún podemos ir más allá y utilizar otras estrategias a veces invisibles como las que os mostramos a continuación.

Gestión del verde urbano

La vegetación en nuestra vida cotidiana es algo más que estética o espacios lúdicos. También genera beneficios ecológicos y económicos. En el caso de Barcelona, se ha hecho un estudio con un modelo informático, UFORE, que evalua los beneficios del verde urbano y planifica las modificaciones necesarias para aumentarlos. Han demostrado que los árboles de la ciudad han extraído nada menos que 5.422 toneladas netas de carbono de la atmósfera durante 2008.

Según la especie de árbol pueden dar sombra y favorecer la estancia, modular espacios proporcionados, fomentar usos de ocio, bares… Como es casi imposible generar espacios nuevos en zonas ya construidas, podemos crear muros, fachadas y cubiertas vegetales. En Ciudad de México, por ejemplo, se ha puesto en marcha un plan para frenar la contaminación ambiental, cambiando las fachadas de cemento en edificios de zonas populares por muros vegetales y “naturizando” azoteas.

Otro ejemplo muy interesante es el High Line Park de Nueva York, en el que se reutiliza una línea de ferrocarril destinada al transporte de mercancías abandonada para crear un parque con la vegetación que se adueñó de ella durante los 20 años que estuvo abandonada. Fue la propia sociedad civil, que unida, creó una asociación para este fin. Financiándose con donativos, con pequeños aportes, e incluso vendiendo productos de elaboración propia han conseguido incluso seguir gestionando ahora ese parque. James Corner Field Operations y el estudio de arquitectura Diller Scofidio + Renfro, ganaron el concurso convocado para conservar la línea y convertirla en un espacio público de calidad.

Uniendo las tres estrategias anteriores ya estaríamos consiguiendo un buen confort y un aprovechamiento eficaz de los recursos, pero en cualquier acción sobre el medio urbano que realicemos hay otra estrategia que suele olvidarse pero que tiene un profundo impacto en nuestra vida cotidiana.

Accesibilidad y adecuación funcional

Todos deberíamos poder disfrutar de cualquier espacio. En ocasiones nos encontramos con que las escaleras o rampas son demasiado empinadas, el acerado es muy estrecho…o incluso hay varios elementos como los bordillos o los alcorques de los árboles que difícilmente serían franqueables por personas con movilidad reducida. O simplemente los espacios están tratados de una manera tan pobre, que se traduce en su casi “no existencia”.

Una solución para la accesibilidad a nivel de barrio sería un aparcamiento subterráneo. Tras la obra pueden eliminarse los aparcamientos de uno o los dos lados de la calle para disponer mejores acerados o incluso zonas verdes. Y si damos servicio a gran parte del barrio ayudaría también a eliminar el problema de aparcamiento por los desplazamientos de la vivienda al trabajo. Esto es lo que proponen Neo Arquitectos para el concurso de la Plaza Dávalos.

Pero no siempre son necesarias grandes obras para mejorar la accesibilidad en nuestro barrio. Ahora también se están empezando a organizar comunidades y aplicaciones para compartir o subalquilar las plazas de aparcamiento que se quedan libres una temporada o unas horas al día. A veces, organizarse mejor es suficiente.

Un ejemplo de ello es el protagonizado por los vecinos del barrio Virgen de Begoña de Zaragoza para adecuar el espacio público e incrementar su valor y su uso. Crearon un proyecto de regeneración urbana participativo, en el que todos los vecinos proponen soluciones para mejorar la calidad de vida del barrio y de sus espacios públicos.

Aunque varias de las propuestas que os hemos mostrado vienen marcadas por la administración, es fácil observar que la mayoría de ellas, sino todas, podrían llevarse a cabo desde la sociedad civil, las asociaciones, las empresas, o de manera individual.

Existen otros muchos ejemplos que, al igual que los que os mostramos aquí, nos enseñan que mejorar la calidad de vida y las ciudades en las que vivimos es posible, a veces con pequeños gestos, otras trabajando en equipo.

¿Conoces alguno? ¡Cuéntanoslo!
Imagenes: lexdjelectronic en flickr CC by, pedroreyna en flickr CC by, carnie lewis en flickr CC by, nutcreatives ©, leandro neumann en flickr CC by, david berkowitz en flickr CC by, fotos gov/ba en flickr CC by, lauren manning en flickr CC by

Comentarios - 3

  1. Pingback: Mi blog, tu blog, su blog de sostenibilidad | mimbrea

  2. Gran artículo Inma! Se agradecen sobre todo los ejemplos y experiencias cercanas. Muchas veces pasan las cosas delante de nuestras narices y ni nos damos cuenta.
    Es genial que lo enfoques desde el caso de la vivienda colectiva. Se tiene demasiado asociada la imagen de la sostenibilidad a la casita de campo con panel solar y cubierta vegetal cuando en la ciudad hay buenísimas oportunidades. Es más, creo que es esencial que trabajemos a escala urbana para que esos pequeños gestos tengan una repercusión efectiva.
    Un saludo!

    • Muchas gracias, Javier! Me encanta que te haya gustado, y sobre todo que hayas visto a la perfección el enfoque exacto del reportaje! Siempre es interesante conocer las cosas de nuestro alrededor que nos pasan desapercibidas o saber cómo podemos intervenir en ellas de una manera positiva, ¿verdad? Un saludo!