¿Puede un residuo generar nuevos materiales cerámicos?

Los investigadores de la Universidad de Jaén están manos a la obra. Incorporando residuos de distintas industrias, han conseguido ladrillos con propiedades muy interesantes y, en ocasiones, sorprendentes. Ahora veréis algunos ejemplos de cómo se puede cerrar el ciclo de vida de los productos, dando una segunda oportunidad a los residuos para utilizarlos como materia prima.

Por supuesto, no todos los residuos sirven. Han intentado incorporar sin éxito los restos de la extracción de petróleo, granito, cenizas, madera y fibras vegetales y sintéticas. Pero, gracias a esta búsqueda, están dando con resultados muy alentadores.

Por un lado, añadiendo residuos de la industria papelera, han conferido a los ladrillos parte de las fantásticas propiedades aislantes de la celulosa.

En otras investigaciones están utilizando el residuo de la elaboración del biodiesel con resultados de hasta un 40% más de aislamiento. Incluso están investigando la posibilidad de incorporar los residuos de la industria cervecera y los lodos de las depuradoras.

El caso más existoso es el de la reutilización del alperujo, un residuo muy contaminante resultante de la extracción del aceite de oliva. Después de incorporarlo, aparte de solucionar el problema que supone su eliminación, se han conseguido ladrillos con menor peso y conductividad, y resistencias muy similares a los tradicionales.

Las ventajas en todos los casos son evidentes: ladrillos más ligeros y aislantes, menos consumo energético en su cocción gracias al aumento de energía incorporada, y una menor necesidad de materias primas al valorizarse residuos que, de otra forma, serían descartados.

Eso sí, aunque cumplen con la normativa, aún se debe mejorar su resistencia a compresión y su adherencia. El equipo ya está buscando el perfecto equilibrio entre la sostenibilidad y la resistencia de estos materiales.

Pero ¿puede interesarnos perder algo de resistencia a favor de una mayor eficiencia energética? Siempre hablamos de la importancia de incorporar aislamiento a nuestros edificios, con los problemas que esto supone. ¿Y si utilizásemos materiales que hiciesen al edificio eficiente por sí mismo? Sin añadidos. La magia de la arquitectura está en conseguir aunar las soluciones más satisfactorias para toda una serie de necesidades, muchas veces contradictorias. ¿Dónde está el punto de equilibrio?

Fuente:
Agencia Sinc

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